¿Cuántas mujeres reales hay en Ashley Madison?

El análisis de los datos del hackeo de Ashley Madison aporta nuevas evidencias de la estupidez masculina y del gran engaño de la empresa.

La caída de Ashley Madison ha inundado la red de datos sobre un aspecto de la sociedad que suele hacerse de manera muy discreta: la infidelidad. Para los estadísticos, y para la gente curiosa en general, este campo resulta muy interesante. Pero, tristemente, toda la información que está viniendo de estos datos nos lleva a una única conclusión, que además ya era conocida por la comunidad científica desde hace tiempo:

Los hombres, en ciertos terrenos, somos completamente idiotas.

Para empezar, el 90% de los perfiles eran masculinos. El 10% restante están muy concentrados en zonas geográficas concretas, y muchos son falsos. Al parecer la mayor parte de las mujeres con perfil en esta página son (sorpresa!) profesionales pagadas para ello. Como puntilla, de acuerdo a las estadísticas de las que ya informó el CEO de la empresa, casi todas las mujeres que realmente eran clientes estaban más interesadas en relaciones virtuales: sentirse queridas y deseadas por la red, pero sin contacto real final.

La empresa sacaba pecho diciendo que el 30% de sus usuarios eran mujeres. Si los datos han mostrado que el 90% eran hombres, que del 10% restante la gran mayoría de perfiles eran falsos (90%), y de los pocos que quedan la inmensa mayoría eran de profesionales en el oficio más antiguo del mundo (90%), la realidad es que apenas había mujeres reales en Ashley Madison.

Es una variante, quizá la más antigua, del timo de la estampita, pero.... ¿podría la empresa ser denunciada como estafa? Dos cosas dificultan mucho el caso.

  • Primero, los propios términos y condiciones de servicio lo deja claro: los perfiles pueden ser ficticios y estar generados por la propia Ashley Madison. Ya que estamos, tampoco hay compromiso alguno real de mantener privada la información que los clientes dan. ¡Hay que leerse los términos, señores!

  • Segundo: ¡se necesita un denunciante! Alguien que esté dispuesto a ir a juicio explicando que llevaba una vida matrimonial vacía, que decidió pagar dinero para intentar poner los cuernos a su mujer, y que fracasó miserablemente. Aquí pasa igual que con muchas estafas... denunciar da auténtica vergüenza.

Así que lo veo poco probable...

Lo que sí tenemos es una trabajadora de Ashley Madison que denuncia a la empresa por haberse lesionado el codo creando 1.000 perfiles falsos en dos semanas. Su abogado ya ha señalado que lo que realmente busca es un porcentaje de las ganancias generadas por esos mil perfiles... no la debieron pagar mucho.

Todo ello arroja unos datos terribles: de los +10 millones de mujeres que decía poseer la compañía, realmente son menos de 35.000 las mujeres reales que buscan un affair: un 0,1% de sus usuarios, 100 veces menos de lo que decía la compañía.

La comunidad científica puede ahora preguntarse qué nuevo destino tendrá el inmenso caudal de estupidez que se ha quedado huérfano con la caída de esta empresa.

De momento ya se ha observado un aumento significativo en las ventas de flores y joyas por internet, demostrando que la estupidez masculina ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, adoptando ahora la forma de dinero, joyas y flores dirigidas hacia las esposas.

Quizá deberíamos buscar una manera de convertir la estupidez masculina en energía eléctrica, sería más provechosa.
La infografía completa, aquí.

``

Javi

Data Analyst at Tutellus